sábado, 20 de enero de 2007

MI CUERPO, ESA CASA QUE...


Cierta vez me di cuenta que mi casa también era mi cuerpo.
Y tiene puertas y ventanas por donde uno sale o escapa
—según el caso— de la mejor manera o como mejor convenga.

En esta casa que ostento y llevo a donde quiera
me di cuenta, también, que clausuré toda salida, todo acceso.

Adentro quedó un pájaro con alas rotas.

Afuera, sin llave, quedó un niño en la oscuridad de un bosque.
A la casa, olvidó el camino de regreso.

No hay comentarios: